Alteraciones del lenguaje tras un ictus
El ictus es una enfermedad vascular (de los vasos sanguíneos) causada por un problema de la circulación de la sangre en el cerebro, que altera el funcionamiento de alguna de sus partes de forma transitoria o permanente. La falta de riego sanguíneo en el cerebro provoca la ausencia de oxígeno, alimentos y nutrientes en las neuronas (células del cerebro), que puede llegar a causar la muerte de estas células. La consecuencia de esta falta de riego sanguíneo es la aparición repentina de síntomas en la persona, como dificultad para hablar, debilidad en las extremidades, inestabilidad o problemas de visión; por lo que deja una gran huella duradera en el paciente y la familia inmediata.
¿Todos los ictus producen los mismos tipos de síntomas?
No, cada ictus produce síntomas distintos, pues el funcionamiento del cerebro es muy complejo y en cada persona funciona de una determinada manera. Las funciones cerebrales son responsabilidad de diversas células, especialmente de las neuronas. Estas células tienden a especializarse en funciones concretas, por lo que encontramos neuronas implicadas en funciones motoras (por ejemplo, levantar un brazo), sensitivas (oír que llaman a la puerta), mnésicas (recordar una fecha), etc. Generalmente, las neuronas especializadas en una misma función tienden a agruparse en zonas concretas y vecinas del cerebro, ya que su proximidad en el cerebro facilita su comunicación. Ahora bien, esta proximidad expone a las células vecinas a peligros comunes, como los derivados de la alteración en la irrigación sanguínea, ya que las zonas cerebrales próximas tienden a estar irrigadas por la misma arteria. Por esta razón, una lesión en una zona concreta del cerebro producirá síntomas que se corresponderán con el tipo de especialización de las neuronas que residen en ella, y que tienden a estar irrigada por una misma arteria. Por ejemplo, una lesión en la parte posterior del cerebro (zona llamada corteza occipital) producirá una alteración en la visión, mientras que una lesión en la porción anterior del cerebro (zona llamada corteza frontal) puede producir una alteración en la fuerza de una parte del cuerpo sin causar ningún trastorno visual.
¿Por qué se ve afectado el lenguaje tras un ictus?
El 38% de las personas que sufren ictus presentan después una pérdida del habla o del lenguaje, siendo la afasia uno de los más notables problemas que afectan a estas personas. Esto se produce porque el accidente cerebro-vascular ha tenido lugar en el hemisferio dominante de la persona, que es el izquierdo en las personas diestras, donde se encuentra el área de control del lenguaje. Concretamente, las áreas específicas del lado izquierdo del cerebro que controlan el lenguaje son el área de Broca o área motora (responsable de la producción del habla) y el área de Wernicke o área sensitiva (responsable de la comprensión del lenguaje). La recuperación de las afasias dependerá de la extensión de la lesión y del tipo del trastorno del lenguaje. Por lo general, las afasias motoras tienen mejor pronóstico que las sensitivas.
Por otra parte, se encuentras las disartrias o alteraciones del habla, que no deben confundirse con las afasias. Son originadas por una dificultad en la articulación o en la modulación de las palabras, como consecuencia de la debilidad de los músculos de la mitad de la cara, o por dificultad en la coordinación de éstos, cuando se producen lesiones en el cerebelo o en los núcleos de la base. La disartria no suele ocasionar una gran incapacidad y es más manifiesta en la pronunciación de las consonantes o en palabras largas. En pacientes con lesiones vasculares en ambos hemisferios cerebrales, la disartria puede ser más intensa y va acompañada de otros trastornos, como dificultad para tragar o incontinencia emotiva, con risa y llanto sin motivo.
¿Cómo se diagnostica? ¿Quién realiza el tratamiento?
En cualquiera de los casos, el médico neurólogo debe ser el primero en reconocer el trastorno del habla o del lenguaje, realizando un estudio exhaustivo global de la persona. Si se confirma la presencia de afasia o disartria, el paciente debe ser derivado inmediatamente al logopeda, quien se encarga de valorar y rehabilitar en la medida de lo posible las alteraciones del lenguaje que se producen tras un ictus.
Como ya mencionamos en artículos anteriores, el proceso de recuperación espontánea del cerebro es más evidente en los primeros seis meses después de una lesión y, a partir de ahí, la recuperación es más lenta. Por esta razón, es conveniente llevar a cabo un tratamiento logopédico en ictus lo antes posible, logrando la mayor recuperación funcional. Si necesita obtener más información acerca del ictus y/o su rehabilitación, no dude en ponerse en contacto con nosotros.
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