Cómo contagiar la lectura en los niños
Como ya mencionamos en artículos anteriores, la lectura de libros es un momento especial en el que tanto niños como padres pueden disfrutar de la sensación de cercanía, disfrutando de la oportunidad de acurrucarse y de compartir el placer de leer juntos. Además, los libros conectan al niño con su propio mundo y con las cosas nuevas del mundo, transportándolo a lugares y situaciones interesantes, muchas de las cuales no ha vivido, por lo que ayudan a su mente a expandirse y desarrollarse.
Debemos tener en cuenta que la lectura no es un acto que deba ser impuesto. Se trata de un hábito, un placer, elegir un libro debe ser para los niños como elegir un amigo, un juguete o una comida simplemente por el hecho de que les gusta. En función de cómo se aborde en las primeras edades, la afición a la lectura será mayor o menor. Para ello, les proponemos algunos consejos que le ayudarán a fomentar la lectura en los más pequeños.
¿Cómo fomentamos la lectura en los niños? ¿Qué aspectos debemos tener en cuenta?
- Conocer los gustos del niño: un lector principiante necesita un texto acorde a sus capacidades y adaptado a su sensibilidad y sus preferencias. Para el niño que comienza a leer, esta tarea le supone un mayor esfuerzo, por tanto, debemos emplear libros atractivos y sencillos para ellos. Si un niño está fascinado por un tema, decidirá voluntariamente detenerse en comprender el texto, ayudado por las imágenes.
- Emplear libros con imágenes claras y que hablen por sí solas, asegurando así la comprensión de los mismos. Si un niño no comprende lo que lee, no desarrollará una auténtica actividad de lector.
- Dejar elegir al niño las lecturas. Si no termina un cuento, tal vez no sea por pereza o inconstancia, sino que se ha equivocado de elección.
- No confundan la lectura escolar, que es un ejercicio de progresión, con la lectura por placer. En esta última, el niño puede equivocarse e interpretar mal el sentido del libro. No importa, él mismo corregirá los errores poco a poco, dejemos que experimenten.
- Convierte la tele en una aliada, no en un enemigo: si la pequeña pantalla es lo que realmente le engancha, debe fijarse en los programas preferidos del niño y tratar de buscar libros relacionados con su pasión. De esta formar, tenemos ya garantizado un mínimo de interés.
- Convierte la lectura en un hábito: no es necesario dedicarle mucho tiempo, pero sí ser sistemáticos. Si su hijo es pequeño, puede reservar diez minutos al día para leerle, llamando ese intervalo de tiempo como “la hora de jugar a leer”. Estar junto a sus padres, siendo el centro de atención y con un buen libro, puede ser el mejor momento del día para su hijo.
- Crear misterio alrededor de los libros: para un niño de primaria, no es lo mismo leer un libro de intriga sentado en el sofá que leerlo en ese mismo sofá pero a oscuras, debajo de una sábana o ambientando la sala acorde a la temática del libro que van a leer.
- Leer junto a su hijo, en cualquier situación y por cualquier motivo: pueden aprovechar para leer juntos el texto de la caja de cereales en el desayuno, la cartelera de los cines del fin semana, las instrucciones de su nuevo juguete, buscar información sobre su animal favorito, una nota que ha dejado mamá a papá, etc. De esta forma, su hijo valorará la importancia que cobra la lectura en el día a día y aumentará su motivación por la misma, fomentando a la vez el desarrollo del lenguaje y la ampliación de vocabulario.
- Transmitir entusiasmo al leer: un cuento leído con cierta teatralidad acapara la atención de cualquier niño (cambios de voz, gestos, etc.). Por ejemplo, las rimas, las adivinanzas y los trabalenguas tienen mucha musicalidad y los divierten.
- Y, sobre todo, ser un ejemplo: no podemos convencer a nadie de algo si primero no ofrecemos ejemplo. De nada vale animar a un niño a leer si les ven a ustedes frente al portátil o la televisión. Si desde pequeños se acostumbran a verles acompañados de un libro, es más que probable que se sientan interesados, que les pregunten, que imiten, etc.
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