A lo largo de la historia han existido diferentes teorías para explicar la dislexia, parte de ello ha sido por la dificultad de un consenso en la definición de este trastorno.
En la actualidad, encontramos una serie de definiciones ampliamente aceptadas. Tomando como referencia el DSM-5, de 2013 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), utiliza un término alternativo a dislexia para referirse a un patrón de dificultades del aprendizaje que se caracteriza por los problemas con el reconocimiento de palabras en forma precisa o fluida, deletrear mal y poca capacidad ortográfica. La dislexia se recoge como un trastorno específico del aprendizaje, que se refleja en dificultades en la lectura o dislexia y/o dificultad en la expresión escrita.
Por otro lado, la dislexia, es definida por la Federación Mundial de Neurología, como un trastorno que se manifiesta en dificultades para aprender a leer a través de los medios convencionales de instrucción, a pesar de que exista un nivel normal de inteligencia y adecuadas oportunidades socio-culturales.
Por último, en 2002, la Asociación Internacional de Dislexia ha consensuado la definición que también es utilizada en Estados Unidos por NICHD (National Institute of Child Health and Human Development.) “La dislexia es una dificultad específica de origen neurobiológico. Se caracteriza por dificultades en el reconocimiento preciso y fluente de las palabras (escritas) y déficit en la decodificación (lectora). Estas dificultades resultan de un déficit en el componente fonológico del lenguaje. Son inesperadas (discrepantes) en relación con otras habilidades cognitivas que se desarrollan con normalidad y a pesar de tener una adecuada instrucción escolar. Como consecuencias secundarias, pueden presentarse problemas en la comprensión de la lectura y una experiencia lectora reducida que puede afectar al incremento del vocabulario y de la base de conocimientos.
En conclusión, podemos decir que la dislexia se incluye dentro de una amplia clasificación de las dificultades específicas de aprendizaje (DEA), definidas como un desorden en uno o más de los procesos básicos que involucran la comprensión oral y escrita del lenguaje.
Causas de la dislexia
La etiología de la dislexia depende de muchos factores a la hora de encontrar las diferentes causas. A continuación, exponemos las características más generales que encontramos en las causas más comunes:
Factores cognitivos
En los estudios relacionados con los procesos cognitivos se han observado déficit en los siguientes niveles:
– A nivel perceptivo: problemas a nivel de percepción de formas, de coordinación e incluso de motricidad fina y gruesa.
– A nivel de memoria: problemas en memoria a corto plazo a la hora de retener información verbal.
– A nivel de procesamiento verbal: sobre todo en el procesamiento fonológico ya que los problemas que se observan son en la codificación fonológica, es decir, a la hora de transformar las letras (grafías) en componentes sonoros (fonemas), en un código verbal.
Factores neurológicos
Los estudios en este campo se han hecho a través de neuroimagen y de necropsias (estudio del cerebro de personas disléxicas fallecidas) y se han encontrado algunas diferencias en el cerebro a nivel de funcionamiento de las destrezas lectoras pero no se han concluido diferencias a nivel de anomalías estructurales. Dentro de los factores neurológicos relacionados con el funcionamiento se ha observado lo siguiente:
– Una tasa inferior en el funcionamiento del hemisferio izquierdo: esto se traduce en menor precisión a la hora de percibir estímulos verbales.
– Representación bilateral del procesamiento espacial, función llevada a cabo por el hemisferio derecho y que interfiere en el procesamiento de las funciones lingüísticas del hemisferio izquierdo ocasionando dificultades en el procesamiento fonológico y visual.
– Problemas madurativos que afectan a la percepción visual, auditiva, a la memoria y al desarrollo psicomotor.
Factores genéticos
El origen genético, se ha constatado en diferentes trabajos y se percibe la presencia de dificultades lectoras en los padres y hermanos de niños diagnosticados de dislexia. Los estudios indican que la presencia de este desorden es mayor entre familiares de un niño disléxico que entre los familiares de niños no disléxicos. En estos estudios se han identificado diferentes regiones en los cromosomas que tienen genes que afectan al proceso lector, es decir, estos genes intervienen en la migración neuronal lo cual condiciona una mayor disposición a tener dificultades lectoras.
Afectaciones o síntomas de la dislexia
En rasgos generales la dislexia presenta una sintomatología común, no obstante, estos síntomas son una aproximación ya que todos los disléxicos no presentan exactamente las mismas afectaciones. Algunos de los síntomas más comunes son los siguientes:
Dentro de la lectura se observa que:
– Confunden letras.
– Cambian sílabas.
– Repiten, suprimen o añaden letras o palabras.
– Inventan al leer.
– Comprenden mal lo que leen.
– Saltan renglones a la hora de leer.
– Carecen de entonación y ritmo.
– Perciben movimientos en las palabras o renglones.
En la visión:
– Parecen tener problemas de visión pero en los exámenes médicos no se detecta ningún fallo en la visión.
– Algunos tienen bastante agudeza visual y capacidad de observación.
– Otros, por el contrario, les falta percepción en la profundidad y en la visión periférica.
En la escritura y la ortografía:
– Inversiones, omisiones, sustituciones o adiciones de letras o palabras tanto en copia como en dictado.
– Variabilidad en la escritura, algunas veces puede llegar a ser ilegible.
– Dificultad para entender lo que escriben.
– Dificultades para memorizar y automatizar las reglas ortográficas.
– Motricidad imprecisa, o hacen la letra muy grande o muy pequeña, al igual que la presión ejercida en el lápiz, o escriben muy flojo o muy fuerte.
Coordinación motora:
– Gatean o caminan antes o después de lo habitual.
– Dificultad tanto en motricidad fina (atar los cordones, colorear con precisión, coger el lápiz adecuadamente, subir o bajar una cremallera, etc.) como en la motricidad gruesa (chutar un balón, saltar, correr, montar en bicicleta, etc.)
– Dificultad en el equilibrio.
– Confusión entre derecha e izquierda, arriba y abajo y delante y detrás.
Matemáticas y comprensión del tiempo:
– Cuentan con los dedos o son muy buenos en el cálculo mental pero no pueden hacer el traspaso al papel.
– Dificultades en operaciones aritméticas y en entender los problemas matemáticos.
– Dificultad para aprender y recordar las tablas de multiplicar.
– Problemas en el manejo del dinero y en el manejo de las horas en relojes (sobre todo con relojes de manecillas).
– Dificultad en controlar el tiempo y saber en qué momento del día están, en qué mes o en qué año, así como problemas en recordar fechas de cumpleaños.
– Dificultades en tareas secuenciales (más de una orden o más de una operación).
Situación en el espacio:
– Podemos observar que se pierden con frecuencia o por el contrario, son capaces de recordar lugares por lo que han pasado una sola vez.
Intervención logopédica en la dislexia
El logopeda es uno de los profesionales que se encarga de la intervención y tratamiento de la dislexia. Existen diversos tratamientos que ayudan a trabajar la dislexia, sin embargo, hay que tener presente que el tratamiento elegido será totalmente individualizado, adaptado a la edad y a los síntomas del paciente. Cada persona sufre unas dificultades diferentes, por lo que es necesario llevar a cabo estas actividades de manera individualizada y centrada en el desarrollo cognitivo. También es trabajo del logopeda cooperar y orientar a las familias y al entorno escolar.
Los tratamientos son trabajos muy duros, por ello, es primordial que se utilicen herramientas atractivas y motivadoras, así como variadas y divertidas con el fin de mantener el interés y que no resulten tediosas para el niño, y así, la intervención será más eficaz y tendrá un mejor pronóstico a la hora de minimizar sus dificultades y mejorar su rendimiento. Cuanto antes se comience el tratamiento mayor éxito tendrá la intervención.
Generalmente los tratamientos están enfocados en función de la edad, de este modo podemos establecer la siguiente diferenciación:
– Niños en educación infantil: normalmente son niños que aún no están aprendiendo a escribir, de modo que se insiste en prevenir dificultades futuras con ejercicios que activen la conciencia fonológica.
– Niños de seis a nueve años: en este caso se trabajará también en aumentar la conciencia fonológica sumado al trabajo lector. Se incrementará tanto la lectura cómo la lectura en voz alta, siempre a través de textos atractivos que fomenten el interés del niño.
– Niños mayores de diez años: a esta edad es difícil corregir carencias en la conciencia fonológica. Lo mismo ocurrirá con la lectoescritura, de modo que la terapia se centrará más en tratar de proporcionar estrategias, técnicas y trucos que faciliten la comprensión de textos.
– Adultos: no podemos olvidar que este trastorno en la edad adulta puede generar frustración e inseguridad.
Los diferentes tratamientos e intervenciones deben abordar todas las áreas implicadas en el procesamiento de la información lingüística, así como en los aspectos de percepción, fonológicos, léxicos, semánticos y sintácticos, los cuales permiten el aprendizaje de la lectura y la escritura.
Los componentes lingüísticos que se deben incluir en el tratamiento, siempre teniendo en cuenta que área o áreas están más afectadas, para trabajar con mayor hincapié en aquellas con mayor dificultad son los siguientes (diferenciamos entre lectura y escritura):
Procesos de lectura
La lectura se refiere a la actividad compleja que parte de la descodificación de los signos escritos y terminan en la comprensión del significado de las oraciones y los textos. Los procesos implicados en la lectura son cuatro:
1) Proceso perceptivo: se trata de extraer información de las formas de las palabras y las letras. Se debe analizar aquellos rasgos distintivos entre aquellas letras o grupos silábicos que comparten muchos rasgos como b/d, m/n, pal/pla, etc.
2) Proceso léxico o de rendimiento: este área nos permite acceder al significado de las palabras. Existen dos vías o rutas para acceder al reconocimiento de las palabras, una es la ruta léxica, o directa, y la otra la ruta fonológica. Nos centramos en las dificultades en la ruta léxica, cuyos objetivos principales son reforzar la ruta léxica, mejorar la fluidez lectora, aumentar el vocabulario y desarrollar las funciones cognitivas de análisis y síntesis.
3) Procesos sintácticos: se trataría de identificar correctamente todos los componentes de las diferentes estructuras gramaticales de una oración, respetar signos de puntuación y mejorar tanto la fluidez como la velocidad lectora.
4) Procesos semánticos: en este área se trabaja el aumento de la comprensión de textos así como el aumento de vocabulario. Es uno de los procesos con mayor complejidad, ya que exige al lector tareas como la extracción del significado y la integración de dicho significado en la memoria.
Procesos de escritura
La escritura es algo más que la transcripción de sonidos a signos gráficos. Aprender a escribir implica ser capaz de escribir no sólo palabras sino textos, ya que la verdadera función de la escritura es comunicar mediante un mensaje escrito. Los procesos implicados en la lectura son los siguientes:
1) Procesos de planificación del lenguaje: en este área se selecciona la información que hay dentro de la memoria y la forma de cómo se va a hacer. Aquí, por un lado, se proporciona información sobre el tema, si el escritor no posee información suficiente, y por otro lado, en organizar y estructurar la información.
2) Procesos sintácticos: en este área se trabajaría dos subprocesos, seleccionar el tipo de oración y colocar de manera adecuada los signos de puntuación para favorecer la comprensión del texto.
3) Procesos motores: en este proceso se trabaja a nivel perceptivo-motriz, es decir, la realización de movimientos de la mano perfectamente coordinados.
En definitiva, la intervención logopédica se enfoca en desarrollar y reforzar todos los procesos y habilidades fundamentales que están implicados en la lectura y escritura. Teniendo en cuenta que siempre fomentaremos aquellos puntos fuertes que tiene el niño y, a través de ellos, fortalecer los puntos más débiles.
ORIENTACIONES PARA LA FAMILIA
El papel más importante de la familia es el apoyo emocional y social de los niños con dislexia. Por ello, una parte fundamental es informar a los padres de las características generales de estas dificultades de aprendizaje, teniendo en cuenta siempre las peculiaridades individuales y, sobre todo, potenciar en los padres una actitud de escucha y hacerles comprender los problemas a los que se enfrentarán.
La comunicación entre padres e hijos es muy importante, debemos fomentarla y, en la medida de lo posible, estar disponibles para compartir con los niños sus preocupaciones y sus vivencias. Debemos hacerles saber que los queremos por lo que son y no por sus rendimientos, de este modo los niños poco a poco irán aceptando su dificultad como algo normal.
Las emociones y la autoestima son factores muy importantes en los niños disléxicos. Con el paso del tiempo y a medida que crecen aumenta la frustración al ver que sus compañeros de aula les superan en habilidades lectoras y esto conlleva que se sientan inferiores a los demás niños. Además, pueden tener la sensación de que su esfuerzo no resulta recompensado ni valorado por nadie, lo que les provoca sentimientos negativos sobre sí mismos: ansiedad, autoestima negativa e incluso depresión por una pobre autoimagen.
Hay que favorecer y potenciar las habilidades y aptitudes de aquellas cosas en las que son buenos, a través de actividades y ejercicios que les resulten motivantes y se sientan competentes (deportes, teatro, danza, dibujo, etc.).
No debemos realizar comentarios negativos o hacer comparaciones con otros niños o hermanos. Así mismo, hay evitar presionarlos y tener conductas amenazantes a la hora de realizar actividades de lectura o escritura. Hay que reforzar con comentarios positivos sus esfuerzos y progresos, por pequeños que sean, valorando más el propio esfuerzo que los resultados.
Cabe destacar que no existe una única dislexia, es decir, existen distintos grados de afectación y van a depender mucho de cada persona. Por ello, se necesita disponer de una intervención adaptada a cada niño según su naturaleza y su gravedad.
PAUTAS PARA AYUDAR A NUESTRO HIJO EN CASA
1)Trabajar junto a él en actividades específicas para su dificultad.
Los padres deben sentarse con el niño y ayudarlo a realizar tareas de lectura y comprensión. Algunos ejemplos de actividades que se pueden realizar en casa son:
- Lectura conjunta de libros que sean de interés para el niño: se debe insistir en que el niño se concentre en las palabras y en que se tome el tiempo que necesite para entender aquello que está leyendo. Si es un tema que interese al niño mucho mejor, pues será más fácil que disfrute de la lectura.
- Lectura en voz alta para que el niño detecte errores: se puede elegir una lista de palabras cuya dificultad variará en función del nivel del niño. Se le pide al niño que lea las palabras y luego se las leemos nosotros en voz alta avisándole que debe detectar cuáles son las palabras que no decimos correctamente. De esta forma lo ayudamos a concentrarse en la correspondencia entre sonidos y letras.
- Lectura de sílabas complejas: otro ejercicio bueno para mejorar la destreza lectora es la lectura de sílabas complejas, de tres o cuatro letras. El niño deberá leer en silencio una lista de sílabas y luego hacerlo en voz alta. Podemos resaltar aquellas sílabas que ha leído bien para que, a medida que mejore, pueda ver sus avances y se mantenga motivado. A medida que avance en las sílabas se pueden sustituir por palabras y frases.
2) Utilizar el juego como herramienta de trabajo.
Una de las mejores formas de trabajar con los niños es a través del juego. En el caso de la dislexia, utilizar juegos con letras y palabras es una forma divertida para que el niño realice actividades de refuerzo sin que lo perciba como tareas extra.
El juego es además una forma de reforzar el vínculo con los hijos. Algunos de los juegos que se pueden realizar junto a él son las sopas de letras, juegos de formar palabras como el Scrabble o el Boggle, o también se puede jugar al ahorcado, empezando con palabras sencillas y aumentando la dificultad a medida que el niño hace avances.
3) No presionar en exceso al niño.
Aunque el trabajo constante es necesario para mejorar la habilidad con la lectura, es importante no presionar de más al niño. Para él ya es difícil el esfuerzo constante que tiene que realizar en todas sus tareas de lectura, por lo que se le debe apoyar, pero también se debe dejar espacio al niño para que si se siente cansado, pueda tomar un descanso.
Orientaciones para el colegio y los profesores de niños y niñas con dislexia
La orientación escolar tiene cómo objetivo fundamental intentar que el alumno sea capaz de hacer frente a los obstáculos y dificultades que se pueden presentar en su vida académica. Es decir, la orientación escolar en un proceso dirigido a proporcionar ayuda a un alumno para que sea capaz de resolver problemas y dificultades sobre su vida académica.
La actividad que se lleva a cabo desde la orientación posee una naturaleza compleja que abarca múltiples tareas, sin embargo, dichas tareas pueden quedar recogidas entorno a seis objetivos principalmente.
– Colaboración con todos los estamentos de la institución escolar, fundamentalmente con profesores, directores y padres, con el fin de conseguir la mayor eficacia posible en la consecución de los objetivos educativos.
– Conocer por completo a los alumnos, sus característica personales y sociales, sus intereses, capacidades, actitudes y motivaciones.
– Ayudar a que los alumnos tomen conciencia de sus características y de sus posibilidades intelectuales.
– Identificar a los alumnos con necesidades educativas especiales para facilitar sus aprendizajes y, cuando sea necesario, estudiar, diseñar y desarrollar programas de intervención adaptadas a sus necesidades.
– Planificar, organizar, y desarrollar programas de información y de orientación vocacional y profesional.
– Establecer y mantener relaciones e intercambios con otros centros.
ESTRATEGIAS PARA EL AULA. CONSEJOS Y HERRAMIENTAS
A continuación presentamos una serie de pautas, las cuales pretenden servir de apoyo y ayuda a la labor del profesorado en relación a las tareas profesionales con los niños que presentan dislexia.
– El primer paso que debemos tener presente cuando nos encontramos con un caso de dislexia en el aula, es dar a conocer y enseñar el tipo de trastorno al resto de compañeros para que éstos comprendan la situación y no entiendan las adaptaciones curriculares como privilegios.
– Es conveniente trabajar con una agenda donde el alumno pueda consultar fechas de exámenes con bastante tiempo de antelación. El uso de agendas o de grabadoras se encuentra justificado ya que, las personas con dislexia presentan dificultades en la memoria a corto plazo y en muchas ocasiones se encuentra acompañada de un déficit de atención.
– Otro de los aspectos que debemos tener presente es que podemos encontrarnos con alumnos que presenten una disgrafía, con lo cual la escritura se verá gravemente afectada y puede llegar a ser ilegible. Para solventar dicho problema, se recomienda el uso de ordenadores.
– Para una evolución satisfactoria, es necesario poder trabajar en estrecha relación con profesionales externos, los cuales se ocupan de la reeducación. De esta forma existirá una coherencia en la intervención y, tanto el alumno como el profesorado, saldrán beneficiados.
– Debemos evitar corregir en rojo, así como evitar la corrección sistemática de todos los errores en su escritura. Hacerle notar sólo aquellos errores sobre los que se está trabajando en cada momento.
– Hay que tener en cuenta que un niño con dislexia que no ha sido detectada en edad temprana seguramente sufre serias dificultades para poder expresarse de manera escrita sin cometer faltas, omisiones, sustituciones, confusiones de letras, etc.
– En la medida de lo posible deben realizarse los exámenes de forma oral, ya que de esta forma podremos evaluar con más rigor la información adquirida por el alumno e intentar que no tenga más de un examen por día.
– Los libros de lectura deben estar adecuados a su nivel lector, y mucho mejor si el libro lo puede elegir el alumno. El principal objetivo, es conseguir que el alumno con dislexia empiece a sentir curiosidad y motivación por el mundo de la letras, ya sea a través de comics, tebeos, revistas o libros. Si el material que se ofrece está por encima de sus posibilidades, lo único que conseguiremos es alimentar su fobia y frustración en relación a la lectura.
– Otro aspecto a considerar es que debemos proporcionar más tiempo en las pruebas escritas y, siempre que sea posible, debemos entregarles las preguntas del examen por escrito. El alumno con dislexia suele realizar un sobreesfuerzo y es agotador para ellos, tanto a la hora de copiar, redactar, como de leer, etc. ya que realmente su trastorno radica en conocer cómo suena cada letra y que grafía le corresponde.
– Por otro lado, es necesario observar y encontrar en el alumno alguna característica o habilidad positiva en la que pueda destacar. Algunos casos será el dibujo, el deporte, la actitud, etc. El objetivo es dar a entender al alumno afectado, y al resto de la clase, que todos tenemos actitudes en las que es necesario un refuerzo por parte del profesorado.
– A la hora de leer en voz alta delante de todos los alumnos de la clase, es necesario poder darle con antelación la lectura para que, sin presiones, pueda trabajarla en casa y de esta forma sentirse más seguro.
– Enseñar a los alumnos con dislexia a realizar mapas conceptuales visuales, es de gran utilidad para estos alumnos y es un tipo de estrategia que les funciona muy bien.
– Otro aspecto a considerar es que debemos ser pacientes con los olvidos que en numerosas ocasiones tienen este tipo de alumnos.
– Debemos tener en consideración, a la hora de poner tareas, que la mayoría de estos niños suelen asistir, fuera del colegio, a sesiones de terapia ya sea de reeducación de la lectura o emocional y que tienen mucho menos tiempo libre, ya que tardan el doble en llevar a cabo los deberes.
Todo profesional de la enseñanza debería saber algo sobre dislexia y tener en cuenta estas consideraciones en la medida de lo posible (no sólo para niños disléxicos) ya que se evitarían muchos problemas en las aulas.
Es de vital importancia que todas las partes implicadas en la educación del niño disléxico (profesores, maestros, directores, etc.), como los propios miembros de la familia (hermanos, abuelos, etc.), conozcan la dificultad que presenta el niño para así poder ayudarlo y comprenderlo de la mejor forma posible. De este modo, evitaremos con ello el sufrimiento y la angustia que le ocasiona esta dificultad al niño por no ser comprendido.