La comunicación con personas con demencia
El cuidado de un ser querido que padece demencia plantea muchas dificultades a las familias y a los cuidadores, pues estas personas presentan un deterioro cerebral progresivo que les hace cada vez más difícil acordarse de las cosas, pensar con claridad, comunicarse con los demás, etc. Es un proceso muy frustrante tanto para la persona con demencia como los que la rodean, pues además de los síntomas comentados, también pueden producirse variaciones momentáneas del estado de ánimo e incluso cambiar la personalidad y la conducta de la persona. En estos casos, la comunicación no es una tarea fácil, pero existen algunas estrategias que pueden aumentar la eficacia de la comunicación. Si mejoramos nuestras técnicas de comunicación, eso hará que las labores de cuidado provoquen menos estrés y mejoremos la calidad de nuestra relación con el ser querido. Asimismo, las buenas técnicas de comunicación mejoran nuestra capacidad para enfrentar las conductas problemáticas que puedan presentarse al cuidar a la persona con demencia.
¿Qué podemos hacer para mejorar la comunicación con personas con demencia?
- Cree un ambiente positivo para la interacción. Nuestra actitud y el lenguaje corporal comunican las ideas y los sentimientos con mayor fuerza que las palabras, por lo que debe hablar al ser querido de manera agradable y respetuosa. Aproveche la expresión del rostro, el tono de voz y el contacto físico para ayudarse a comunicar lo que quiere decir o mostrar sus sentimientos.
- Diríjase a la persona siempre con mensajes en positivo, nunca le diga lo que no tiene que hacer. No de órdenes o imperativos, sino sugiera siempre lo que es conveniente hacer en ese momento.
- Capte su atención y minimice las distracciones antes de hablar con la persona con demencia. Así, la eliminación de las distracciones hace más fácil que la persona preste atención a lo que se está diciendo, ya que sus habilidades de enfoque y de procesamiento disminuyen. Elementos distractores pueden ser la radio o la televisión, un perro ladrando o incluso una ventana o cortina abierta si se encuentra en una calle ruidosa.
- Repita continuamente el presente y, antes de hablar, asegúrese de que la persona le está prestando atención. Diríjase al paciente por su nombre, identifíquese (recuérdele su relación o parentesco) y explique la situación en la que se encuentran para que entienda lo que hace en cada momento (por ejemplo, “Abuela, soy tu nieta María, vamos a recoger tus cosas porque nos vamos a pasar el día a…”). Además, utilice señales no verbales, así como el contacto físico para ayudar a la persona con demencia a centrar la atención. Si se encuentra sentada, debe ponerse a la misma altura y mantener el contacto visual.
- Exprese claramente lo que quiere decir. Debe utilizar frases cortas y concisas, hablando lentamente en un tono de voz tranquilo y amable. Asegúrese de que la persona está comprendiendo antes de seguir hablando. Si la persona no le entiende la primera vez, emplee las mismas palabras para repetir el mensaje o la pregunta. Si aún entonces no le comprende, repita la oración con otras palabras. Acuérdese de no alzar la voz y mantener el mismo tono de antes, ya que escuchar su tono de enojo o frustración puede ser muy estresante y molesto. Muchas personas tienen la costumbre de hablar en tono muy alto a las personas mayores, aunque no tengan problemas de audición. Hay que tener cuidado con este hábito porque pueden pensar que se les está regañando.
- Haga preguntas sencillas y de una en una, que puedan responderse sobre todo con un SÍ o un NO. No formule preguntas demasiado amplias o con respuesta múltiple. Por ejemplo, si la persona con demencia debe elegir entre dos cosas, presente los estímulos o recordatorios visuales directamente para que la respuesta sea más sencilla.
- Mantenga la paciencia durante todo el acto de comunicación y siempre utilice ayudas visuales, lenguaje no verbal y corporal para reforzar la comunicación. Debe dar tiempo para responder a la persona con demencia, transmitiéndole mucha calma.
- No hable con otra persona delante de la persona con demencia como si ella no estuviera. Respete su espacio personal y su turno para hablar, permita que participe en todo tipo de situaciones y conversaciones.
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