Tratamiento logopédico: el papel de los padres
En el tratamiento logopédico el papel de los padres es crucial durante todo el periodo en el que el niño recibe tratamiento, ya que son los que toman decisiones por sus hijos, determinan cómo actuar, posteriormente apoyan y motivan al niño. Además, al estar en contacto directo con ellos suelen ser los primeros en detectar las primeras señales de alerta.
Cuando los padres deciden consultar con un/a logopeda, suele ser para buscar más recursos encaminados a ayudar a su hija o hijo. En general ya han adoptado previamente una o varias medidas que no han dado los resultados que querían conseguir.
Así, la figura del logopeda cumple una función de apoyo y guía para el niño, pero sobre todo para los padres; son ellos los que aprenderán y pondrán en práctica en su día a día los recursos que les facilitará el especialista. El objetivo no es que el niño o la niña resuelva sus dificultades a la consulta, sino que lo haga en su casa o en la escuela, es decir, en su entorno cotidiano. Por eso es tan importante el papel de los padres en la terapia. Son ellos los que aseguran que los logros obtenidos durante la sesión también se repetirán fuera.
Los padres son los principales figuras de referencia de sus hijos. En muchos casos son las únicas personas con las que el pequeño se relaciona diariamente durante sus primeros años. Por este motivo son tan significativas las interacciones y dinámicas entre padres e hijos. Los padres son los verdaderos terapeutas de sus hijos, ya que son ellos los que harán que los cambios logrados durante la terapia sean realmente significativos. Por ello, es imprescindible que los padres y familiares entiendan que se está trabajando y porque. La terapia logopédica evolucionará si hay una responsabilidad e implicación del paciente y su familia en el tratamiento.
Se proponen a continuación algunos consejos a tener en cuenta durante la intervención logopédica de los niños:
– Durante la terapia logopédica es importante apoyar al niño o niña y valorar positivamente su esfuerzo y mejoras.
– Cuando se comienza el tratamiento hay que continuar hasta el final. Aunque se vea mejora o ya casi no haya dificultades a la hora de comunicarse, es importante terminarlo.
– A la hora de hablar al niño es aconsejable no utilizar términos infantiles y usar el lenguaje de manera correcta.
– El niño debe comunicarse con todo su entorno, no sólo con los padres.
– Cada niño evoluciona a un ritmo y no tenemos que estar corrigiendo constantemente. Siempre hacerlo de una manera cariñosa pero que no parezca un castigo constante.
– Es útil encontrar momentos de comunicación padre-hijo durante la rutina diaria. Un ejemplo sería durante el tiempo del baño, cuando se puede aprovechar para trabajar.