Cada año nacen más niños antes de llegar a término (se considera prematuro a un bebé nacido antes de que se hayan cumplido 37 semanas de gestación, independientemente del peso que haya tenido al nacer) y es por ello, que también cada vez son más los estudios que confirman que la población de niños prematuros presenta una mayor probabilidad de padecer a corto, medio y/o largo plazo alguna alteración o dificultad en su desarrollo mental, motor y/o lingüístico.
Como consecuencia de estas circunstancias que pueden llegar a darse en el niño prematuro, se llevan a cabo cada vez más estudios que avalan los beneficios de la Atención Temprana y recomiendan una actuación lo más temprana posible y que esta sea llevada a cabo por un equipo de profesionales, que planifiquen una orientación interdisciplinar (pediatras, psicólogos, fisioterapeutas, logopedas, etc.) para tratar la globalidad del niño en cada una de las diferentes áreas donde se observen dificultades.
Las patologías o alteraciones que pueden presentar los prematuros (cómo problemas neurológicos, cardíacos, respiratorios, alimenticios, etc.) pueden ser muy diversos y deben ser tratados por los profesionales correspondientes, y en este sentido, nos vamos a centrar en aquellos problemas que trata e interviene la disciplina de logopedia.
La presencia del logopeda dentro del desarrollo de los niños prematuros es muy importante, y desde primera hora. Tal y cómo hemos comentado, los prematuros son una población en riesgo de padecer algún tipo de trastorno tanto de la alimentación como del lenguaje y/o la comunicación los cuales, en muchas ocasiones, no pueden ser compensados con la corrección de la edad. En estas áreas es donde los logopedas intervienen, a través de una evaluación y un seguimiento van controlando el desarrollo del niño prematuro en cada momento.
Los problemas en la alimentación del niño prematuro debido a la inmadurez anatómica y funcional de los órganos y sistemas que controlan la alimentación pueden suponer una dificultad en la alimentación oral, lo cual, impactará directamente en la nutrición y en el retardo del crecimiento del niño prematuro, además de un posible agravamiento de otras patologías.
En este sentido, encontramos que las anomalías en las estructuras craneofaciales y/o dentales pueden ocasionar algunos trastornos, como son los trastornos de la articulación temporo- mandibular (ATM), de la deficiencia en el ritmo y en la coordinación del reflejo de succión, de deglución y de la respiración. Todos estos aspectos también pueden influir en futuros trastornos en los patrones motores de articulación del habla, provocando así, problemas fonéticos como las dislalias. Muchas investigaciones han citado la necesidad de la intervención logopédica precoz, ya que es clave para que el niño prematuro consiga una alimentación independiente y eficaz. Gracias a la técnicas empleadas (como la estimulación orofacial y táctil-kinestésica) y a la progresiva maduración de los órganos, los niños prematuros van mejorando todo el proceso y las habilidades necesarias para llegar a una alimentación óptima.
Para concluir, todos estos problemas y dificultades que pueden presentar los niños prematuros están muy presenten en la intervención logopédica. Es necesaria la presencia del logopeda desde el primer momento dentro de la atención temprana del niño prematuro, con el fin de poder prevenir y/o reducir los posibles trastornos en las áreas de alimentación, comunicación y habla que a lo largo del desarrollo puedan manifestar estos niños. Por ello, no es recomendable esperar al desarrollo propio del niño prematuro y es aconsejable que algún servicio, entidad o profesional orienten a las familias y se lleve a cabo una evaluación y un seguimiento lo antes posible.