La enfermedad del Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso central (SNC) que afecta a las estructuras del cerebro encargada de la coordinación de movimientos, del mantenimiento del tono muscular y del control postural. Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente.
Además, también va asociado a dificultades de la voz y el habla que producen problemas de comunicación de forma progresiva a medida que va avanzando la enfermedad. De este modo, el tratamiento de la enfermedad suele ser realizado por un equipo multidisciplinar, en el que las figuras más importantes serán el neurólogo, el logopeda y el fisioterapeuta.
La enfermedad de Parkinson suele confundirse mucho con el parkinsonismo debido a que son muy similares en cuanto a síntomas. Estos dos conceptos están muy relacionados entre si, aunque existen diferencias fundamentales entre ambos. En ambos casos la enfermedad es degenerativa y no tiene cura, aunque si existen tratamientos que pueden mejorar significativamente la calidad de vida del paciente.
Entre los Parkinsonismos nos encontramos la Parálisis Supranuclear Progresiva (PSP) cuya causa esta relacionada con la perdida neuronal y la acumulación de depósitos de proteína TAU. Otro caso de parkinsonismo seria la Degeneración Corticobasal (DGB) y la Atrofia Multisistémica (AMS) de las cuales se desconoce la causa. Estas tres enfermedades presentan síntomas motores como el Parkinson: Rigidez muscular, bradicinesia o alteraciones posturales y otros síntomas como puede ser la disfagia o afectaciones cognitivas.
Hasta la fecha y a pesar de los grandes esfuerzos en investigación, la causa de esta enfermedad es desconocida. La existencia de datos etiológicos de la Enfermedad de Parkinson es muy limitada, aunque siempre se han considerado como condicionantes del desarrollo de la enfermedad factores como el envejecimiento, la exposición a tóxicos ambientales, factores genéticos y las condiciones metabólicas del organismo que interactúan entre sí.
Síntomas en el lenguaje de la Enfermedad de Parkinson
Los síntomas más frecuentes que podemos observar son:
- Hipofonia (bajo volumen de voz): A menudo suele ser el primer síntoma logopédico apreciable. En un comienzo puede dificultar la comunicación en ambientes ruidosos, pero con el paso del tiempo el volumen de voz puede llegar a percibirse muy reducido.
- Disminución de la calidad de voz.
- Voz monótona.
- Alteraciones respiratorias que inciden directamente en los procesos de habla
- Dificultades articulatorias observando un habla difusa e ininteligible (Disartria)
- Hipomimia: Disminución o ausencia de expresión mímica conocida como cara de Póker
- Dificultades en la deglución y masticación existiendo riesgo de asfixia por broncoaspiración (disfagia) sobre todo en estadios avanzados.
Intervención en Logopedia en la Enfermedad de Parkinson
Podemos afirmar que una intervención logopédica constante y prolongada produce un enlentecimiento en el progreso de la enfermedad en las diferentes afectaciones que pueden presentar los pacientes de Parkinson. De este modo, para poder intervenir de una manera eficaz y eficiente lo primero que debemos plantearnos son unos objetivos específicos, los cuales siempre serán únicos e individuales en función de las necesidades del paciente, los aspectos mejor preservados y aquellos en los que conviene poner un mayor énfasis en la terapia logopédica, por hallarse en deterioro en un estado más avanzado. Así pues, el tratamiento logopédico se centra en lograr una mejora de los componentes del habla y deglución alterados, así como de potenciar al máximo aquellas habilidades conservadas. Estos objetivos se conseguirán a través de las siguientes líneas de actuación:
- Mejorar el control de la musculatura fonoarticulatoria
- Mejorar la prosodia para evitar la monotonía del habla parkinsoniana.
- Generar una mejora en el ritmo del habla.
- Conseguir establecer una articulación clara y eficaz de los fonemas.
- Adquirir la respiración adecuada para la fonación con una adecuada coordinación fono-respiratoria.
- Deglución segura y eficaz.
Teniendo en cuenta las dificultades que presentan estos pacientes podemos determinar un plan de tratamiento general como el siguiente:
– Debemos aumentar la sensibilidad muscular actuando sobre la musculatura facial debido a la rigidez que suelen presentar con estimulaciones táctiles y ejecución de praxias orolinguofaciales, para mejorar la movilidad oral (labios, lengua, paladar y maxilar) y optimizar la articulación y deglución.
-Tratamiento de la prosodia para trabajar la melodía y musicalidad en el habla atenuando la típica voz monótona que poseen estos pacientes. Plantearemos ejercicios de acentuación y entonación con diferentes textos, trabalenguas, poemas, refranes y canciones.
-Para conseguir una buena coordinación fono-respiratoria nos centraremos en utilizar ejercicios de impostación y proyección vocal teniendo en cuenta los beneficios de una respiración diafragmática y nasal como puede ser aumentar la capacidad pulmonar y conseguir una relajación muscular generalizada.
-Entrenar diferentes técnicas fonatorias para atenuar los efectos como la voz hipofónica y disfónica. Se trabaja el aumento de la presión subglótica para potenciar la intensidad de la voz.
– Ejercicios de agilidad y coordinación articulatoria para conseguir una mejora en la articulación de fonemas y grupos consonánticos afectados.
-Mejorar la hiponimia mediante masajes faciales y movilizaciones activas, que disminuyan la rigidez y la bradicinesia de la musculatura facial ganando expresividad.
– Tratamiento y prevención de la disfagia orofaríngea para asegurar, en caso de que existan dificultades para tragar, una deglución segura y eficaz que evite las aspiraciones o atragantamientos que tan molestos y peligrosos pueden resultar. Se entrenan las distintas maniobras deglutorias y se asesora sobre la alimentación básica adaptada. Asimismo, se ponen al servicio de los pacientes una serie de ayudas técnicas para la deglución como cubiertos, vasos y platos adaptados.
Tratamiento logopédico en la Enfermedad del Parkinson: Intervención con la familia
Durante el tratamiento logopédico se orientará continuamente a la familia, desde la evaluación del caso y durante todo el tratamientp, con la finalidad que ellos puedan ayudar a sus familiares en todas las tareas, potenciando la mayor autonomía posible y mejoría en su bienestar, explicando todas actuaciones logopédicas.
Los mayores campos de intervención conjunta pueden ser:
– Estrategias para mejorar la expresión facial (sonreír, levantar las cejas, abrir y cerrar la boca y masaje facial)
– Comunicación verbal (leer en voz alta, evitar ambientes ruidosos, articular de manera exagerada y gesticular, hacer pausas entre palabras y utilizar frases cortas)
– Posturales: mantener una postura erguida sin tensión.
– Respiración y coordinación fono respiratoria: respirar profundamente y tragar saliva antes de hablar. Cuidados respiratorios (mantener una buena postura y sentarse correctamente, realizar ejercicios respiratorios, integrar estos ejercicios dentro de la jornada diaria y aumentar la ingesta hídrica y humidificar el ambiente).
– Deglución: mejorar la deglución (siempre que sea posible el paciente debe comer solo, adquirir rutina de sentarse con una postura adecuada, realizar ejercicios orofaciales preparatorios para activar el reflejo de la deglución, iniciar la ingesta de alimentos sólidos y/o acido, por ejemplo un sorbete de limón porque estimula el reflejo de la deglución. Inclinar la cabeza hacia adelante para tragar, masticar despacio con la boca cerrada, comer en pequeñas cantidades, ingerir alimentos de consistencia homogénea y utilizar espesantes y gelatinas si es necesario).
Las pautas de intervención indicadas son de carácter orientativo y deben ser adaptadas a cada paciente de Parkinson, en función de sus necesidades, aspectos mejor preservados y aquellos que requieren una intervención logopédica más intensiva.