¿Qué es un Trastorno Específico del Lenguaje?
El Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) es un conjunto de dificultades en la adquisición del lenguaje que está presente en algunos niños y no es causado por problemas neurológicos, cognitivos, sensoriales, motores o sociofamiliares. Surge después de un período de desarrollo normal hasta que no aparece el lenguaje cuando debería (generalmente de los 24 a 30 meses), y afecta a la expresión y/o comprensión del lenguaje, pudiendo implicar a todos, uno o algunos de los componentes fonológico, morfológico, semántico, sintáctico o pragmático del mismo.
¿Cuáles son las características del Trastorno Específico del Lenguaje?
Aunque la variedad de problemas y casos que se consideran como TEL es muy grande, podemos considerar como características generales de este trastorno las siguientes:
- El nivel lingüístico es inferior a lo esperado para el grupo de edad (se considera que tiene que existir un retraso de al menos 12 meses, o de al menos 1,25 desviaciones típicas por debajo de la media de la población normal en un test de lenguaje).
- El niño presenta un desarrollo normal a nivel cognitivo, social, de autoayuda y motor.
- No existen déficits sensoriales ni alteraciones cerebrales asociadas.
- Los déficits afectan a la competencia lingüística (comprensión y producción), pero no a la comunicativa, es decir, estos niños suelen mantener una intención comunicativa importante.
- Los déficits tiene un carácter evolutivo, de manera que si no se realiza una intervención adecuada, los problemas suelen empeorar a los largo del tiempo y los niños pueden acabar recibiendo un diagnóstico más severo.
¿Qué tipos de Trastorno Específico del Lenguaje existen?
Existen numerosas clasificaciones para establecer subtipos del trastorno. De todas las clasificaciones, la más conocida a nivel internacional es la de Rapin y Allen (1987, 1988), quienes a partir de un análisis de muchos casos clínicos distinguieron hasta un total de 6 subtipos de TEL:
- Trastorno de la programación fonológica: cierta fluidez de producción, pero con articulación confusa (frases casi ininteligibles); notable mejoría de calidad articulatoria en tareas de repetición de elementos aislados (sílabas, etc.), comprensión normal o casi normal.
- Dispraxia verbal: incapacidad masiva de fluencia, grave afectación de la articulación (hasta ausencia completa de habla), enunciados de 1 o 2 palabras, que no mejoran en su realización articulatoria con la repetición; comprensión normal o casi normal.
- Trastorno fonológico-sintáctico: déficit mixto receptivo-expresivo, fluidez verbal y articulación del habla alteradas, sintaxis deficiente (frases cortas, omisión de nexos y marcadores morfológicos…), comprensión mejor que expresión, variables de dificultad de comprensión (longitud del enunciado, complejidad estructural del enunciado, ambigüedad semántica, contextualización del enunciado, rapidez de emisión).
- Agnosia auditivo-verbal: sordera verbal, fluidez verbal alterada, comprensión del lenguaje oral severamente afectada o ausente, expresión ausente o limitada a palabras sueltas, comprensión normal de gestos.
- Trastorno semántico-pragmático: desarrollo inicial del lenguaje más o menos normal, articulación normal o con ligeras dificultades, habla fluente (a menudo logorreica), enunciados bien estructurados gramaticalmente, grandes dificultades de comprensión, falta de adaptación del lenguaje al entorno interactivo.
- Trastorno léxico-sintáctico: habla fluente con pseudotartamudeo ocasional por problemas de evocación, articulación normal o con ligeras dificultades, jerga fluente (en el niño pequeño), sintaxis perturbada (formulación compleja dificultosa, interrupciones, perífrasis y reformulaciones, orden secuencial dificultoso, frecuencia de “muletillas”…), comprensión normal de palabras sueltas, deficiente comprensión de enunciados.
¿Cómo se diagnostica?
Para poder realizar un diagnóstico de TEL, primero deben descartarse otras causas asociadas al déficit del lenguaje mediante una valoración multidisciplinar (otorrino, psicólogo, etc.). Una vez descartadas otras causas, la evaluación debe centrarse en valorar la comprensión y expresión del lenguaje, averiguando cuáles son las dimensiones afectadas: las formales (fonológica, léxica y morfosintáctica) y/o funcionales (semántica y/o pragmática). Aquí es donde entra la figura del logopeda, cuya evaluación precisa del lenguaje será imprescindible para llevar a cabo una intervención eficaz. Asimismo, el éxito del tratamiento dependerá también de la precocidad de inicio del mismo.
Si desea obtener más información acerca del Trastorno Específico del Lenguaje no dude en contactar con nosotros.
Leave a reply
Leave a reply