¿QUÉ ES EL TRASTORNO ESPECÍFICO DEL LENGUAJE?
El trastorno específico del lenguaje (TEL), es una alteración del lenguaje que se produce en niños que no tienen ninguna alteración en los órganos que producen el habla y cuya capacidad intelectual, auditiva y psicológica es normal aunque, en ellos, hay un trastorno neurológico que no está identificado.
Por un lado, se califica de “específico” por qué las dificultades del lenguaje no pueden explicarse en términos de un trastorno más general como una discapacidad intelectual, un déficit auditivo o motor o un trastorno generalizado del desarrollo. Todos los niños no presentan los mismos síntomas porque no afectan siempre de la misma forma ni con la misma intensidad a todos los componentes del lenguaje (como son la comprensión, la pronunciación, el uso de la sintaxis o la capacidad de uso social del lenguaje y de la comunicación). Por otro lado, el término “específico” se entiende también en el sentido de que en el TEL la única afectación está en la adquisición y desarrollo del lenguaje oral, pese a que esta afirmación no suele ser cierta. Por este motivo, en la última versión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-5), el TEL pierde el calificativo de específico ya que las personas con TEL suelen presentar problemas añadidos a los del lenguaje oral. Esos problemas pueden ser secundarios a su afectación principal en el lenguaje o pueden deberse a la presencia de trastornos comórbidos, como pueden ser los del aprendizaje (dislexia, disgrafía, disortografía y discalculia) o el TDA/TDAH.
Causas del Trastorno Específico del Lenguaje
Las principales causas de este trastorno son difíciles de definir ya que no se ha podido constatar su etiología exacta. Éstas causas, no están muy claras y aún se conoce muy poco en relación a qué factores lo provocan. Sin embargo, se sabe que no están causadas por ningún déficit evidente a nivel físico, sensorial, intelectual o emocional y, además, hay datos procedentes de investigaciones que sugieren un fuerte vínculo genético asociado. Es más probable que los niños con trastorno específico del lenguaje tengan un mayor porcentaje de padecerlo si algún familiar ha tenido dificultades y retrasos en el habla, comparados a los niños sin este trastorno. Los estudios que se han realizado en este terreno son aún pocos y restringidos a la genética poblacional, no obstante, hay evidencias de que es un trastorno que se hereda, de hecho, del 50% al 70% de los niños con trastorno específico del lenguaje tienen al menos un familiar con este trastorno o con dificultades similares.
AFECTACIONES ¿CÓMO AFECTA ESTE TRASTORNO?
Este déficit en el lenguaje oral se caracteriza, además de por un retraso cronológico en la adquisición del lenguaje, por importantes dificultades específicas para la estructuración del mismo, produciéndose así, conductas verbales anómalas que se traducen en una desviación respecto a los procesos normales de adquisición y desarrollo del lenguaje conversacionales. Tras esta primera dificultad, otras palabras con poca relevancia perceptiva (como la mayoría de las palabras necesarias para organizar las oraciones: preposiciones, conjunciones), que no se acentúan, van a ser más vulnerables a esta limitación, con lo que tampoco la sintaxis se va a desarrollar normalmente. Esto obliga al niño con TEL a poner en marcha mecanismos compensatorios para lograr el éxito comunicativo en sus interacciones, que pueden dar a su lenguaje carácter de trastorno o de desviación respecto de lo que es típico.
Las manifestaciones lingüísticas más frecuentes del Trastorno Específico del Lenguaje son las siguientes:
- Los problemas se dan tanto a nivel expresivo como comprensivo.
- Existen muchas diferencias entre los niños diagnosticados con TEL.
- Se dan errores lingüísticos que no se corresponden con los usuales en los procesos de adquisición del mismo, por tanto, estaríamos ante una desviación de los patrones normales de adquisición (por ejemplo, en la adquisición de las sílabas formadas por consonante más /r/, como “dragón”, lo más frecuente es sustituir la /r/ por la /l/ y decir “dlagón”, sin embargo, los niños con TEL realizan una sustitución diferente a esta, habitual en el desarrollo del lenguaje).
- Algunas habilidades lingüísticas propias de su edad están preservadas (por ejemplo, con 6 años los niños pueden pronunciar la /rr/ perfectamente) mientras que otras más simples o primitivas están alteradas.
Hay un nivel lingüístico inferior a lo esperado para el grupo de edad (se considera que tiene que existir un retraso de al menos 12 meses, o de al menos 1,25 desviaciones típicas por debajo de la media de la población normal en un test de lenguaje). El niño presenta un desarrollo normal a nivel cognitivo, social, de autoayuda y motor. No existen déficits sensoriales ni alteraciones cerebrales asociadas. En definitiva, no existe una causa conocida que pueda explicar la gravedad del retraso en el lenguaje. Los déficits afectan a la competencia lingüística (comprensión y producción) pero no a la comunicativa; es decir, que los niños con TEL suelen mantener una intención comunicativa importante. El problema es evidente desde las primeras etapas de adquisición del lenguaje (2-3 años) y, además, los déficits tienen un carácter evolutivo, de manera que si no se realiza una intervención adecuada, los problemas suelen ir empeorando a lo largo del tiempo y los niños pueden acabar recibiendo un diagnóstico más severo como el retraso mental o el autismo.
Existen distintos tipos de TEL según la combinación de las áreas que se encuentran afectadas. Así podemos encontrar a un niño que con 2 o 3 años comprende todo pero no habla o habla muy poco, otro niño puede hablar mucho, aunque de forma desordenada o poco coherente y tener una comprensión bastante baja; otros niños presentan problemas de comunicación, mostrando poco interés por relacionarse con los demás y poco interés por aprender.
Intervención Logopédica en el Trastorno Específico del Lenguaje
Lógicamente, la inclusión o no de los aspectos que se incluirán en un programa de tratamiento dependerá de los problemas y déficits a nivel lingüístico de cada caso (y que estarán relacionados con el subtipo de TEL establecido en la evaluación inicial).
En general, las técnicas de intervención logopédica que se emplean con mayor asiduidad dentro de un programa de tratamiento se centran en ocho aspectos fundamentales:
- Atención a las familias.
La atención a las familias es un aspecto que debe formar parte de los programas de intervención logopédica. El trabajo con las familias se centra en incluir sus necesidades habituales, así como transmitir la información sobre este trastorno y las consecuencias que pueden tener estos niños en el futuro. Además, también se presta apoyo emocional, soporte profesional y el establecimiento de estrategias de comunicación para que los padres puedan interactuar con mayor eficacia con el niño.
Así, el trabajo del logopeda con la familia suele concretarse en dos tipos de actuaciones habituales:
- Información a la familia en el momento del diagnóstico y durante el tratamiento: las familias suelen experimentar miedo, incertidumbre y nerviosismo una vez confirmado el diagnóstico de TEL. El logopeda deberá facilitar la información relacionada con este trastorno, ya que será el punto de referencia que tendrán los padres. Este trabajo de información se seguirá produciendo durante el periodo de intervención.
- Entrenamiento de la familia como parte de la intervención. Los niños pasan la mayor parte del tiempo con sus familias y teniendo en cuenta las deficiencias lingüísticas de estos niños hay que instruir a la familia a comunicarse de la manera más efectiva y proporcionarle actividades lingüísticas que permitan al niño prácticar lo aprendido en las sesiones de logopedia y así poder corregir los errores que se produzcan.
Orientaciones para trabajar en casa
– Evitar conductas de sobreprotección o de rechazo.
– Estimular y potenciar sus capacidades.
– Ayudarle en su autonomía personal.
– Reforzar sus logros personales.
– Darle modelos lingüísticos adecuados.
– Hablar más despacio.
– Respetar el turno de palabra.
– No responder por él, dejar que se exprese libremente.
- Adquisición de requisitos básicos para el lenguaje.
En muchos casos, antes de comenzar la intervención es necesario asegurarse de que el niño domina una serie de requisitos básicos (o comportamientos prerrequisitos). Si bien la mayoría de los niños adquieren estos requisitos rápidamente, los déficits de los niños con TEL pueden hacer que esto no sea así, en cuyo caso el primer paso del tratamiento deberá consistir en su enseñanza.
Entre los requisitos básicos más importantes se encuentran:
- Habilidades comunicativas básicas. Por ejemplo, la atención conjunta, la adaptación a los turnos de una actividad interactiva, la escucha activa, etc. Si el niño tiene déficits a este nivel, es conveniente comenzar reforzando y atendiendo cualquier intento comunicativo.
- Atención. A menudo se encuentran niños cuya atención es deficiente o casi inexistente. En esos casos es necesario realizar un trabajo previo para mejorarla. El objetivo sería conseguir que el niño esté en situación apropiada para el aprendizaje y sea capaz de escuchar y atender a unas instrucciones mínimas.
- Imitación verbal. El objetivo sería poner la imitación verbal bajo control; es decir, conseguir que el niño repita modelos verbales con la mayor exactitud posible, así como que aprenda a repetirlos espontáneamente.
- Seguimiento de instrucciones verbales. El objetivo general en esta habilidad sería ayudar al niño a identificar personas, lugares y cosas por su nombre y aprender a seguir instrucciones sencillas.
- Nivel fonológico del lenguaje.
Entre los objetivos básicos a nivel fonológico del lenguaje se encuentran:
- Adquirir una buena atención y discriminación general y fonética.
- Desarrollar las capacidades de la propia voz.
- Incrementar la conciencia fonética, fonológica y silábica.
- Descubrir las posibilidades de comunicación a través de los sonidos.
- Liberar inhibiciones por el movimiento estimulante de los sonidos.
- Estimular la capacidad de producir y reproducir sonidos.
- Nivel léxico-semántico del lenguaje.
En cuanto al nivel léxico-semántico del lenguaje se debe:
- Enseñar un vocabulario rico y amplio tanto a nivel receptivo como expresivo.
- Crear unos esquemas mentales bien estructurados y consolidados, estableciendo una red densa de relación semántica entre las palabras adquiridas. (Categorías por campos semánticos, categorías por su función y uso, etc.)
- Adquirir una mejor capacidad y velocidad de evocación del léxico adquirido, al disponer de un sistema de almacenamiento más estructurado y de distintas vías de acceso a los esquemas mentales.
- Nivel morfosintáctico del lenguaje.
Por lo que a nivel morfosintáctico del lenguaje se refiere el niño debería:
- Entender el sentido de las frases a través de su estructura.
- Construir frases sencillas gramaticalmente y semánticamente correctas, teniendo en cuenta el número y el orden de las palabras, el empleo de los nexos y de las flexiones verbales.
- Adquirir la conciencia sintáctica en general y la conciencia de la existencia de las palabras para que luego en su escritura sea capaz de discernirlas y separarlas.
- Organizar correctamente el discurso propio.
- Comprender y realizar cuentos, respetando el orden cronológico de los acontecimientos, identificando los personajes, lugares y referencias temporales básicas, e identificando las intenciones de los personajes y las relaciones de causa-efecto de los acontecimientos.
- Adquirir la estructuración mental del tiempo, la estructuración espacial de derecha e izquierda y la estructuración cronológica de su discurso al contar una historia.
- Nivel pragmático del lenguaje.
A nivel pragmático del lenguaje se persiguen los siguientes objetivos:
- Fomentar la motivación para hablar.
- Saber mantener un tema, seguir el hilo y saber cuándo y cómo termina y empieza la conversación.
- Saber unas fórmulas que regulan las expresiones.
- Entender los cambios de registro.
- Usar matices en función del contenido o de los interlocutores.
- Usar la comunicación no verbal.
- Enseñanza de la lectoescritura.
Una atención temprana es la clave para que los niños con TEL no requieran de un programa específico en esta área, ya que la mayoría de sus dificultades estarán corregidas antes de iniciar el proceso lector. No obstante, si en el momento de iniciar la lectoescritura aún continúan con déficits lingüísticos es apropiado diseñar un programa de aprendizaje de la lectoescritura apropiado y ajustado a cada niño atendiendo a sus dificultades dentro de los diferentes procesos que se dan en la lectoescritura.
Objetivos:
- Elaboración de un programa específico de aprendizaje de la lectoescritura. Aquí se incluirán aquellos procesos lectores en los que el niño tenga mayor dificultad (procesos perceptivos, procesamiento léxico, procesamiento sintáctico y proceso o procesamiento semántico).
- Aumentar la motivación y la autoestima.
- Atención individualiza siempre que sea posible.
- Atención escolar.
Cuando en el aula el profesor se encuentra con un niño con TEL será preciso hacer, junto con los logopedas, las adaptaciones curriculares pertinentes según los síntomas del niño que le permitan seguir superando los aprendizajes básicos de cada curso o ciclo. Las actuaciones principales serían dos:
- Adaptaciones del currículum educativo: habría que modificar en la medida de lo posible algunos contenido y objetivos a conseguir por el alumno. Así mismo cambiar la metodología a la hora de presentar las actividades y el modo de evaluar los conocimientos adquiridos.
- Formación del profesorado: los profesores no suelen contar con una información específica sobre este tipo de problemas de los niños con TEL. Los logopedas, al igual que a las familias, les suelen orientar con pautas para que puedan interactuar mejor con estos alumnos y así dirigirles en los diferentes tipos de aprendizaje que estos niños necesitan.
Orientaciones para el colegio
- Pedirles que nos miren a los ojos
- Pronunciar correctamente sin exagerar.
- Repetir si es necesario y/o intentar decir lo mismo de otra forma.
- Utilizar gestos naturales para facilitar la comprensión.
- Utilizar apoyos visuales para marcar la rutina del aula o de la tarea hasta que el niño la interiorice.
- Adecuar el tamaño y la dificultad de los mensajes al nivel del niño.
- Utilizar frases simples pero correctas.
- Evitar enunciados interrumpidos o desordenados.
- Favorecer la comprensión por parte del niño con preguntas alternativas.
- Adoptar una actitud positiva frente al niño, alentándole y felicitándole ante sus progresos.